miércoles, 7 de diciembre de 2016

Ha llegado el "circo PISA"

Sería bueno aprovechar el debate sobre los resultados PISA para plantear la situación real del sistema de enseñanza en nuestro país, de las condiciones de trabajo de maestros y profesores, de la participación de las familias y del aprovechamiento del alumnado, del nivel de logro de todas las competencias, sobre todo de las que les harán personas solidarias y capaces de transformar la sociedad del futuro.



Jose María Girona, el diari de l´educació


Cada tres años puntualmente llegan los resultados del informe PISA. Se acaban de hacer públicos los correspondientes a 2015. Ya han aparecido en los medios informaciones y comentarios de todo tipo . Hemos subido respecto al anterior, nos mantenemos, los resultados de matas son mejores que los de lengua, hay menos alumnos del sector más bajo, nuestro país ha superado a otros, Finlandia ha bajado en el ranking ...

Se establecen tablas comparativas entre países y entre comunidades autónomas; se afirma que los resultados se deben a las leyes educativas, incluso alguien dirá que la implantación de la LOMCE (o la promesa de hacerlo) ha influido en las mejoras de resultados. Se podrá decir, incluso, que ha mejorado o no la cohesión social del alumnado.

Un auténtico circo mediático que durará varias semanas. También habrá, por suerte, análisis más serias que intentarán extraer consecuencias que ayuden a entender cómo está la situación de la enseñanza y de la educación en nuestro país y compararlo con otros países y con la sucesión de resultados de los años anteriores.

Para valorar si merece la pena emplear tantas energías y tantas tertulias, iría bien preguntarnos con tranquilidad qué mide PISA. Qué no mide y para qué se utilizan sus resultados.

PISA mide las competencias de los chicos y chicas de 15 años; unas competencias que dependen muy poco (es imposible saber cuánto) de los sistemas de enseñanza implantados en cada país
PISA mide las competencias de los chicos y chicas de 15 años; unas competencias que dependen muy poco (es imposible saber cuánto) de los sistemas de enseñanza implantados en cada país. Las competencias que han alcanzado los chicos y chicas dependen de muchos otros factores y se han comenzado a conseguir desde el día de su nacimiento.

Las pruebas PISA tienen la misma fiabilidad que todas las pruebas externas e iguales para todos; no permiten sacar conclusiones válidas al cien por ciento, siempre quedará un margen de incertidumbre. Las diferencias de puntuación que se establecen entre países son escasas. Son inapreciables si no llegan a 50 puntos, son poco significativas. Si la escala salarial tuviera semejantes diferencias entre directivos y trabajadores, cobrarían prácticamente lo mismo, por tanto unos puntos del ranking arriba o abajo no avala las consideraciones que se hacen. El alumnado repetidor hace bajar los resultados, los países donde se repite mucho, caso de Cataluña por ejemplo, este es un elemento que distorsiona los resultados globales.


PISA valora las competencias que tienen rentabilidad, que sirven para hacer avanzar el sistema económico que padecemos

PISA valora las competencias que tienen rentabilidad, que sirven para hacer avanzar el sistema económico que padecemos, lo que ayuda a adaptarse a la situación que vivimos, a aumentar la producción de beneficios económicos, a ser mas competitivos.

No valora las competencias que sirven para transformar la realidad , las habilidades para ser personas con capacidad crítica, cooperativas, capaces de trabajar en equipo con otras, ser competentes emocionalmente, tener empatía, saber ayudar.

¿Para qué se utiliza PISA? No se miden los sistemas de enseñanza; los cambios de leyes educativas prácticamente no tienen incidencia en los resultados. El informe, avalado por la propia OCDE, lo expone así.

Si se evalúan las competencias adquiridas a lo largo de la vida, estas pueden cambiar si cambian las condiciones de vida, de trabajo, de vivienda, de redes sociales que ayudan a la educación (centros recreativos, deporte, centros cívicos, bibliotecas ...), si mejoran las situaciones familiares, si disminuye el paro, si aumentan los puestos de trabajo digno ... etcétera.
PISA sólo servirá para intentar esconder los problemas educativos que tiene toda la sociedad
Y para terminar. Si estamos ante un futuro incierto, si no sabemos qué harán el día de mañana los chicos y chicas que han hecho las pruebas. Si hombres y mujeres con situación socioeconómica baja tienen un futuro más incierto que otros con una situación social mejor a pesar saquen los mismos o mejores resultados a nivel individual. PISA sólo servirá para intentar esconder los problemas educativos que tenemos toda la sociedad; para argumentar políticamente a favor o en contra de las leyes, pero no ayudará a mejorar la situación real de los jóvenes que viven en la incertidumbre. 

Hemos visto que los cambios legislativos no afectan mucho o nada los resultados y lo mismo podríamos pensar de las inversiones pero los recortes en educación sí afectan el bienestar de la población, el bienestar de la comunidad educativa, el bienestar del alumnado, de las sus familias y de su profesorado .

Sería bueno aprovechar el debate sobre los resultados PISA para plantear la situación real del sistema de enseñanza en nuestro país, de las condiciones de trabajo de maestros y profesores, de la participación de las familias y del aprovechamiento del alumnado, del nivel de logro de todas las competencias, sobre todo de las que les harán personas solidarias y capaces de transformar la sociedad del futuro.

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